Los días 16 y 17 de diciembre se conmemora el aniversario del acto fundacional de la Generación del 27, uno de los grupos poéticos más importantes de la literatura española. En aquellos días, se dieron cita algunos de los autores más destacados de esta generación en el Ateneo de Sevilla para homenajear a otro gran poeta clásico: Luis de Góngora.
Como tenemos que estudiar a Miguel Hernández -algunas de cuyas poesías encajan en los presupuestos estéticos de esta generación-, os dejo uno de esos poemas como homenaje.
Me tiraste un limón, y tan amargo,
con una mano cálida, y tan pura,
que no menoscabó su arquitectura
y probé su amargura sin embargo.
Con el golpe amarillo, de un letargo
dulce pasó a una ansiosa calentura
mi sangre, que sintió la mordedura
de una punta de seno duro y largo.
Pero al mirarte y verte la sonrisa
que te produjo el limonado hecho,
a mi voraz malicia tan ajena,
se me durmió la sangre en la camisa,
y se volvió el poroso y áureo pecho
una picuda y deslumbrante pena.
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